3 de abril de 2010

Caso Hotel Montana de Jarabacoa



A continuación una carta enviada por el arrendatario del Hotel Montana de Jarabacoa al periódico el Nacional sobre este caso,que todavía no esta resuelto y que en gran parte tiene culpa el ex secretario de turismo Felucho Jimenez.

Señor director:

Me dirijo a usted para manifestarle mi agradecimiento, por el tiempo y la atención que me brindara en el prestigioso medio de comunicación escrito, y ahora interactivo, "El Nacional", en su sección Página Dos, en un breve artículo titulado "El semáforo", el 11 de marzo del año que transcurre.

Pero al mismo tiempo, deseo con el mayor respeto posible aclararle que, en ningún momento he tomado de manera personal, mi defensa frente a las críticas sobre el arrendamiento de operación, por parte de una de mis empresas, del antes abandonado y desértico "Hotel Montaña", de Jarabacoa.

Por el contrario, he dicho, "que sea la justicia, la que con la mayor justeza, equilibrio y equidad posible decida este caso", y para ello tengo mis abogados.

A lo que sí le han salido al frente, oficiales electos en los Estados Unidos, artistas dominicanos y personalidades del país y el exterior, que conocen mi trayectoria de 28 años en el mundo empresarial, es a la campaña mediática que ciertos sectores encumbrados en los medios de comunicación radiales, han lanzado contra mí persona.

Y nadie, pero nadie, tiene derecho a enlodar, ni poner en entredicho mi bien ganada reputación en el mundo empresarial, tanto en Estados Unidos, como en República Dominicana y otros países del Caribe con los que mantengo negociaciones a través de mis compañías.

Esta notoriedad moral, es el único legado auténtico que todo padre, puede y debe dejar a sus hijos, ya que el dinero es un simple medio de compra y venta, que pasa de mano en mano, pero el pudor, la integridad y la honradez, son símbolos sublimes que eternizan a todo ser humano, y es el orgullo más grande que puede llevar un hijo, ante la desaparición física de sus progenitores.

Quien suscribe, igual que cualquier padre, quiere dejar a su familia como herencia, un nombre y un apellido, el cual puedan llevar con orgullo, y del que nunca tengan que bajar la cabeza cuando escuchen mencionarlo.

Mis padres, me enseñaron a trabajar honradamente para conseguir el sustento y alimentar a los míos y, a los míos, les estoy pasando estas enseñanzas. Por lo tanto, eso es lo único que defenderé hasta la muerte.

Le reitero mi agradecimiento, por haberme dado la oportunidad de expresarme a través de su prestigioso medio

Atentamente,

Félix Cabrera

Nueva York, USA

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